viernes, 9 de noviembre de 2007

Cómo te echo de menos..

Dicen que el tiempo todo lo cura, que terminaré superando tu perdida y que es lo que hay... que te lo envía Dios, el destino o la vida y que no queda más remedio que aceptarlo... estoy de acuerdo, ¿pero que hago yo con este dolor que me agarra la garganta, que me quiere hacer llorar y no lo consigue?, ¿cómo me olvido de lo que hemos pasado?... ¿Quién me quita el miedo de que venga la desgracia a pasearse por mi vida y yo tenga encima que sentirme afortunada?, porque siempre todo puede ser peor, porque me quedan familia, amigos y conocidos que me dan un abrazo o intentan comprenderme y ponerse en mi lugar para intentar ayudarme. La verdad es que no siempre estoy así, porque tú, papá, me enseñaste a plantarle cara a lo que venga, sin acobardarme, sin esconderme, con bravura y con fuerza, por eso sigo riéndome, sigo viviendo, porque si tú lo pasaste horrible y no te rendiste ni al final de tus días, ¿que derecho tengo yo a ir de plañidera, llorando por las esquinas y lamentándome por lo mal que se ha llegado a portar la vida con nosotros?, ¿que no somos unos santos? ya lo sé... pero no merecíamos un final así: toda una vida peleando, para unirnos al final cuando ya nada hay que hacer, cuando ya todo esta decidido, pero ya sabes que te espero, que el día que me toque a mí, estaré esperando que vengas a buscarme y mientras me conformo con notarte aquí a mi lado, con que no me dejes sola y sigas compartiendo mi vida, quizá más de lo que la compartíamos cuando tu cuerpo (que no tu ser) estaba a mi lado. TE QUIERO. NUNCA DEJARÉ DE TENERTE PRESENTE, NI DE HABLARTE, NI DE NOMBRARTE, PORQUE EL ALMA NO SE FUE, SE QUEDO AL LADO DE LOS QUE LA NECESITAMOS, DE LOS QUE MORIRÍAMOS SI NO FUERA PORQUE PERMANECE A NUESTRO LADO. No siempre escribiré cosas tristes, puesto que también en estos 10 meses he tenido alegrías y casi me he obligado a reír más que a llorar y mientras el animo lo permita seguiré haciéndolo...